viernes, 16 de julio de 2010

El aburrimiento

El aburrimiento, precursor de la filosofía y de las ciencias, de los pasatiempos. Perturbador del continuo espacio-tiempo, del comportamiento humano.

Todos hemos pasado por él. Y quien diga que no miente como un bellaco. De hecho es el aburrimiento el que me lleva a escribir esto. Estamos a 16 de julio, no hay nadie en mi ciudad (¡ya no veo ni a mi autobusero!), no tengo vacaciones (ya sé que sabéis que no tengo vacaciones, ¡pero es que me jode mucho!), y nada, nada que hacer. Hasta la niña mono se va de campamento y ya no me puedo meter con ella.

Esta mañana me ha dado por pensar “¿habrá algún día de fiesta en verano? ¡Es verdad! ¡El 15 de agosto!”. Y cuando fui a ver en qué día de la semana caía, resultó que es domingo. ¡Ya ni el 15 de agosto! ¡Esto es una mierda!

Y todos los días a comer en casa de mi suegra. Y todos los días me presento en su casa con una sonrisa de oreja a oreja: “Hoy tiene que haber carne. Ya va siendo hora de que toque carne… ¡Sí ,seguro que hay carne!” Y me siento a la mesa, ¿y qué hay? Verduras. Solo horribles y asquerosas verduras.

Y luego voy a trabajar. O lo intento, si los trabajadores del metro de Madrid y su estúpida huelga me dejan. Y llego al trabajo. Y “hay que dar de entrada a esto”, y “tienes que mover esta sección para que entre lo otro”, y “atiende a la señora”, y “no encuentro este par, búsquelo usted”, y “no bostece”, y “hay que preparar los intertiendas”. Y cada día odio más a mi jefe. 8 tiendas. La empresa tiene 8 tiendas y tiene que estar en la que estoy yo. Al principio hasta me caía bien, pero ya no lo puedo ni ver. Y el muy cabrón se queja de que no tiene vacaciones. ¿Perdón? ¿Quién no tiene vacaciones? ¿Quién se va la semana que viene a Alemania? Y le odio más. Y más. Y no le aguanto.

Y llego a casa… pues cuando llegue, porque siguen con la mierda de huelga. Y me encuentro a mi suegra paseando al perro. Y una absurda conversación sobre el tiempo y lo fuerte que tienen el aire acondicionado en todos sitios. Y “Mañana vendrás a comer a casa, ¿no?” a lo que me dan ganas de contestar “Mañana habrá carne, ¿no?”

Y llego a casa. Y me aburro. Y empiezo a escribir esto. Y acabo cabreada. Al final no tiene nada que ver con todo esto. Lo tenía que haber llamado “El cabreo” o “El mosqueo” o “El enfado” para que quedara mas fino. Bah, da igual. Ahora he terminado de escribir esto y me aburro.

3 comentarios:

Gabriel Cruz dijo...

ahhhh Teté, no tiene que ser así, sal a la calle a caminar un poco (si la seguridad de la ciudad lo permite), es relajante y te despeja la mente, no dudo que habrán lugares padrísimos a los cuales ir y pasar el rato, igual y en algun lugar te puedes hacer de amistad con alguien ¿te late? vamos, que cualquier posibilidad en el exterior será siempre mejor que aburrirte en tu casa...

Atonau dijo...

Salir es lo que hago cuando estoy sólo en casa y me aburro... agarro la digital y me pongo a tomar fotos, de lo que sea... haber si me doy tiempo de subir algunas al blog...

Concuerdo con Gabriel, aburrid@ en casa es pero que estar afuera, aunque afuera tambien te aburr@s.

Teté dijo...

U.U Lo malo es que llego a casa cansada y es muy tarde y no me apetece salir. Y si luego quiero quedar con alguien, no hay nadie porque todos estan de vacaciones. Estoy abocada al aburrimiento :(