viernes, 7 de mayo de 2010

Una forma curiosa de conocer gente.

¡Oh, mi gato!
Os cuento: ¿os acordais que os dije que tengo dos compañeros de piso? Son un chico y una chica. Pues la chica se ha traido a casa a una amiga suya, que va a pasar aquí unos días.
Bien, pues hace una hora estaba yo aquí, en el ordenador, en el salon de mi casa viendo una película. Álvaro (mi novio) no está hoy, se ha ido a jugar a los soldaditos con un amigo suyo a la sierra, así que estoy sola.
Bueno, el caso es que ha llegado un hombre supervierjo, con canas y todo, se acercaría a los 30, que al parecer había quedado con las dos chicas. Ellas se estaban arreglando, y tardaban bastante. El chico era muy majo, y se ha puesto a hablar conmigo con toda confianza. Me ha dado tiempo a contarle mi vida, a que me cuente la suya, a enseñarle a los animales, y nos hemos visto la película que estaba viendo. En serio, las chicas han tardado una hora, sin exagerar, una hora. Ni yo tardo tanto.
Ahora estoy sola en casa, con los ojos como platos, aunque debería irme a dormir porque mañana trabajo, y toda la casa huele a laca.
Aunque, desde luego, es una forma curiosa de conocer gente.

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